Los precios internacionales de los granos continuaron en lo que va del mes de abril con la tendencia alcista desatada -inicialmente- por la invasión de Rusia a Ucrania y por la prolongación del conflicto, a lo que se sumaron nuevos ingredientes a causa de problemas de producción en EEUU y la perspectiva cierta de un fuerte descenso para la campaña venidera en la zona del Mar Negro.
En lo que va de abril, el trigo lideró las subas, con un avance del 11,37% (US$ 41,14) que lo situó en US$ 402,89 el último jueves en el mercado de Chicago.
En el ranking de subas en segundo lugar se ubicó el aceite de soja, con una mejora del 10,82% (US$ 169,89), en US$ 1.739,55 la tonelada.
Luego se ubicó el maíz, con un ascenso del 7,52% (US$ 21,75) y una cotización de US$ 311,11 la tonelada, y la soja, con una suba del 6,28% (US$ 36,55) a US$ 618,12 la tonelada.
Así, en lo que va del año el trigo acumula un alza del 44,27%, seguido por el aceite de soja, con un incremento de 39,68%; el maíz, 33,71%; y la soja, con una suba de 6,28%.
En diálogo con Télam, el gerente de análisis y consultoría de FyO, Dante Romano, explicó que el mercado de granos mira en la actualidad tres cuestiones fundamentales: la sequía en Sudamérica y sus efectos sobre una cosecha que aún continúa; la guerra en el Este europeo; y la incertidumbre respecto a la producción norteamericana.
En el caso de la falta de lluvias que aquejaron a Argentina, Brasil y Paraguay -que impactó en la producción de soja y maíz con sendos recortes que todavía continúan-, Romano dijo que «ya fue descontado por el mercado esas pérdidas».
La cuestión ahora se focaliza en la guerra entre Rusia y Ucrania, que es uno de los principales factores que sigue imprimiéndole una fuerte volatilidad al mercado de granos, ya que en este último país «hay una imposibilidad de embarcar 15 millones de toneladas de maíz, mucho trigo y aceite girasol».
«Ahí la duda es si una vez finalizado el conflicto se va a poder embarcar rápido o no dicha mercadería. Otro punto de duda recae en que en estos momentos se tendría que estar sembrando maíz y girasol y trigo de primavera, y hay estimaciones que hablan de una caída de hasta un 50% en la producción, además de que faltan insumos, mano de obra y que hay territorios ocupados», advirtió el especialista.
Por último, el tercer componente que guía los precios «es la campaña de soja y maíz que está comenzando en Estados Unidos, como así también la de trigo de invierno».
En el caso de este último, hay lotes que presentan la «peor calidad de los últimos 26 años», mientras que para la siembra de los granos gruesos «se espera una mayor superficie de soja en detrimento de la de maíz, debido al alza en el precio de los fertilizantes».
Final abierto
Con una visión más focalizada, el responsable del Departamento de Análisis de Mercados de la corredora Grassi, Ariel Tejera, centró su atención en el conflicto ruso-ucraniano.
«Al analizarse la guerra pueden destacarse múltiples aristas e impactos en los mercados. Por empezar, en el corto plazo, ha generado interrupciones en embarques y en la disponibilidad de mercadería, afectando negativamente a la oferta. En tanto, hacia mediano plazo, se descuenta un efecto en las decisiones de siembra en Ucrania, con una merma de área que podría alcanzar el 40%», puntualizó Tejera.
«Dada la prolongación en el tiempo, se adiciona una cuota de incertidumbre a los mercados, en cuanto al desenlace y al momento en que se normalizará el escenario en la región del Mar Negro. El final aún continúa abierto», agregó.
Por su parte, el analista de mercados Carlos Etchepare consideró que «el mercado va a seguir muy volátil«, debido a la combinación de los efectos de la pandemia con el de la guerra.
«Esta combinación ha revitalizado mucho el valor de los alimentos como una cuestión estratégica y eso ha hecho que el mundo se aprovisione de alimentos a partir de un cambio de políticas en aquellos países más proteccionistas, como Estados Unidos o la Unión Europea, previendo que no les puede faltar alimentos», dijo.
«En ese contexto los precios van a seguir firmes. No obstante, esto no quiere decir que vayan a seguir subiendo. Los precios actuales ya son muy buenos y lo que hay que pensar es que la demanda tiene un límite de capacidad de pago. Quizá ya estemos cerca» de que finalice la tendencia alcista, concluyó Etchepare.